Cómo influye tu ciclo menstrual en la respuesta sexual
¿Alguna vez has notado que hay días en los que tu deseo sexual está por las nubes y otros en los que apenas existe? Aunque esto puede deberse a muchas causas, una de las más estudiadas es el ciclo menstrual. Pero, ¿realmente las hormonas influyen en tu sexualidad? ¿O es una idea simplificada de algo mucho más complejo? Aquí te lo explico con claridad (y sin mitos).

¿Qué es la respuesta sexual femenina?
La respuesta sexual abarca varias fases: deseo, excitación, lubricación, sensibilidad genital, capacidad orgásmica, y satisfacción. Y aunque tradicionalmente se ha explicado como una secuencia lineal, hoy sabemos que es mucho más dinámica y multifactorial.
La respuesta sexual femenina está influida por múltiples factores que interactúan entre sí.
Las emociones juegan un papel clave, ya que el bienestar emocional puede favorecer el deseo y la excitación, mientras que el estrés o la ansiedad pueden inhibirlos. El vínculo afectivo también es importante: sentirse conectada, segura y valorada en una relación puede potenciar la respuesta sexual. La autoestima, por su parte, influye en cómo una mujer se percibe y se relaciona con su propio cuerpo, lo que repercute directamente en su vivencia del placer. El contexto, tanto físico como psicológico, también es determinante: un entorno cómodo y libre de presiones facilita una experiencia sexual positiva.
Y, por supuesto, las hormonas también tienen su papel, modulando el deseo, la excitación y la sensibilidad a lo largo del ciclo menstrual y de las distintas etapas de la vida.
Sí. El ciclo menstrual puede afectar diversos aspectos de la fisiología femenina, incluida la respuesta sexual. Esta influencia se atribuye principalmente a las fluctuaciones hormonales —especialmente de estrógeno y progesterona— a lo largo del ciclo. Si bien hay consenso general en que el ciclo tiene algún efecto, los estudios muestran una gran variabilidad interindividual y metodológica.
Ciclo menstrual y hormonas sexuales: una danza que cambia cada semana
El ciclo menstrual se divide en varias fases, y en cada una de ellas varían los niveles de estrógenos, progesterona, LH (hormona luteinizante), FSH (hormona foliculoestimulante) y otros neurotransmisores como la dopamina. Estas sustancias no solo afectan tu sistema reproductivo, sino también tu cerebro, tu estado de ánimo y tu sexualidad.
Veamos cómo podría influir cada fase en la respuesta sexual:
Fase folicular (desde la menstruación hasta la ovulación)
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Hormonas dominantes: estrógenos en ascenso.
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Cambios posibles: aumento progresivo del deseo sexual, mayor lubricación, mejor estado de ánimo y sensación de energía.
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Por qué: los estrógenos mejoran la circulación sanguínea en los genitales y potencian la acción de la dopamina, relacionada con la motivación y el placer.
Ovulación (alrededor del día 14)
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Hormonas clave: pico de estradiol y LH.
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Cambios posibles: máximo deseo sexual, más facilidad para excitarse, mayor sensibilidad en zonas erógenas.
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Por qué: desde una perspectiva biológica, este es el momento más fértil, por lo que el cuerpo "facilita" el acercamiento sexual.
Fase lútea (tras la ovulación y hasta la menstruación)
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Hormona predominante: progesterona.
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Cambios posibles: bajada del deseo, cambios en el estado de ánimo, mayor irritabilidad o fatiga.
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Por qué: la progesterona puede tener un efecto más inhibidor sobre la libido, aunque no en todas las mujeres.
Menstruación
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Hormonas: niveles bajos de estrógenos y progesterona.
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Cambios posibles: algunas mujeres experimentan apatía sexual, otras sienten alivio emocional y cierto repunte del deseo.
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Por qué: la caída hormonal puede modificar la percepción del cuerpo y del placer, pero el impacto varía mucho entre personas.

¿Qué dice la ciencia?
Los estudios han encontrado ciertas correlaciones entre niveles hormonales y deseo sexual:
El estradiol se asocia con mayor deseo y excitación.
La progesterona parece tener un efecto inhibidor sobre el deseo.
Otras hormonas como la dopamina o la oxitocina también juegan un rol, al modular placer, apego y recompensa.
Si analizamos cada fase de la respuesta sexual, también encontramos datos interesantes. La respuesta sexual femenina está influida por el ciclo menstrual, pero no de forma homogénea ni universal. Hay ciertas tendencias observadas en los estudios, pero también muchas diferencias individuales. Vamos por partes:
Deseo sexual
La mayoría de investigaciones muestra que en los días cercanos a la ovulación, cuando los niveles de estrógeno y testosterona están más altos, muchas mujeres experimentan un aumento del deseo. Esto se traduce en mayor iniciativa sexual, más pensamientos eróticos e incluso más fantasías o interés por el contacto íntimo.
Sin embargo, esto no ocurre igual en todas. En la fase lútea (después de la ovulación) y durante la menstruación, algunas mujeres sí refieren una bajada del deseo, pero otras no notan cambios o incluso sienten más deseo, sobre todo si el contexto emocional, relacional o corporal es favorable. Aquí entran en juego aspectos como el estado de ánimo, la imagen corporal, la sensación de libertad durante la menstruación o la necesidad de conexión emocional.
Excitación y lubricación
Durante la ovulación, los niveles elevados de estrógeno favorecen la lubricación vaginal, el flujo sanguíneo genital y una mayor sensibilidad en la zona. Esto puede facilitar la excitación y la respuesta sexual física, haciendo que el cuerpo esté más receptivo al placer.
Por el contrario, en fases con menor estrógeno (como los días previos a la regla) o con mayor progesterona (fase lútea), algunas mujeres pueden notar una menor lubricación, una respuesta más lenta o menor sensación de excitación física. Pero esto no significa que no puedan disfrutar: el juego erótico, la estimulación adecuada o el deseo de intimidad pueden compensar esos cambios fisiológicos.
Orgasmo
Aunque es la parte menos estudiada del ciclo, algunos trabajos sugieren que el orgasmo podría alcanzarse con mayor facilidad durante la ovulación, cuando la excitación es más alta y la sensibilidad genital está potenciada.
Ahora bien, otras mujeres reportan una sensibilidad especial en los días previos a la menstruación. Esta hipersensibilidad puede intensificar las sensaciones y llevar a orgasmos más profundos, pero también puede generar molestias o dificultar el clímax, especialmente si hay síntomas premenstruales como dolor, hinchazón o fatiga. De nuevo, el entorno emocional, la calidad de la relación y el autoconocimiento juegan un papel decisivo.
También se ha demostrado que no todas las mujeres experimentan estos cambios, y que los resultados varían según si usan o no anticonceptivos hormonales, si tienen ciclos regulares, o incluso según la cultura o el contexto emocional.
Las variaciones no suceden si eres usuaria de anticonceptivos hormonales
Uno de los efectos menos comentados —pero no por ello menos relevantes— de los anticonceptivos hormonales es su impacto sobre el deseo sexual. Al modificar el equilibrio natural de las hormonas sexuales, pueden alterar la forma en que muchas mujeres experimentan el deseo, la excitación y el placer.
Los anticonceptivos hormonales, como la píldora, el anillo vaginal, el parche o algunas formas de inyección o implantes, actúan principalmente inhibiendo la ovulación y estabilizando los niveles hormonales para prevenir un embarazo. Esto significa que el cuerpo deja de producir su propio ciclo hormonal natural, y en su lugar recibe una dosis constante y controlada de hormonas sintéticas.
Aplanamiento de las variaciones hormonales
En un ciclo menstrual sin anticonceptivos, las hormonas fluctúan de forma natural. Estrógenos y testosterona aumentan en la fase preovulatoria, generando una subida del deseo en muchas mujeres; después, la progesterona predomina en la fase lútea. Con los anticonceptivos, este patrón desaparece: se eliminan los picos hormonales que en muchas mujeres se asocian con un aumento de deseo sexual, fantasías eróticas o mayor sensibilidad genital. Algunas mujeres refieren sentirse más "planas", menos conectadas con su cuerpo o con menos iniciativa sexual.
Reducción del deseo sexual
En ciertos casos, los anticonceptivos también reducen los niveles de testosterona libre, una hormona relacionada con el deseo sexual tanto en hombres como en mujeres. Aunque las mujeres producen testosterona en cantidades mucho menores, esta hormona tiene un papel importante en la motivación sexual, la sensibilidad erótica y la energía general. Al disminuirla, algunas usuarias notan una pérdida de libido, menor respuesta física o incluso dificultades para excitarse o alcanzar el orgasmo.
Pero no todas reaccionan igual...
Es importante destacar que no todas las mujeres experimentan una disminución del deseo con anticonceptivos. Algunas no notan ningún cambio, y otras incluso refieren una mejora, sobre todo si antes vivían con ansiedad por un posible embarazo o con ciclos irregulares y dolorosos. Sentirse más tranquila o con ciclos controlados puede generar mayor disposición y bienestar sexual.
Factores que influyen en la respuesta individual
La edad, el tipo de anticonceptivo, la sensibilidad personal a las hormonas, la salud emocional, el tipo de relación o la historia sexual previa son elementos que pueden modular la respuesta. Lo que para una mujer es un alivio, para otra puede ser una pérdida de vitalidad erótica. Por eso, es fundamental escuchar al cuerpo y no normalizar una baja del deseo si antes no era así.
Otros factores moduladores
Enfermedades o disfunciones hormonales pueden tener un impacto significativo en la función sexual femenina, especialmente en el deseo sexual. Estas alteraciones hormonales no solo afectan el equilibrio interno del cuerpo, sino también la percepción del propio cuerpo, el bienestar emocional y la calidad de vida en general:
Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP)
Esta condición se caracteriza por un desequilibrio hormonal, con niveles elevados de andrógenos (hormonas masculinas) y alteraciones en el ciclo menstrual. Aunque en teoría los andrógenos pueden aumentar el deseo sexual, muchas mujeres con SOP experimentan una disminución del mismo. Esto se debe a varios factores: ciclos irregulares, problemas de fertilidad, acné, hirsutismo (vello en zonas no deseadas), aumento de peso o alteraciones metabólicas que impactan en la autoestima y la imagen corporal. Además, los desequilibrios hormonales pueden afectar directamente la regulación del deseo y la excitación.
Endometriosis
Aunque no es una disfunción hormonal pura, está influida por las hormonas, especialmente los estrógenos. La endometriosis suele causar dolor crónico, especialmente durante las relaciones sexuales (dispareunia), lo que puede llevar a evitar el contacto íntimo, disminuir el deseo o asociar el sexo con malestar. El dolor persistente y la inflamación también impactan en el estado de ánimo, el sueño y el nivel de energía, factores clave para el deseo sexual. Además, muchas mujeres con endometriosis deben someterse a tratamientos hormonales que, en ocasiones, suprimen la ovulación o reducen los estrógenos, lo que también puede disminuir la libido.
Hipotiroidismo
Cuando la tiroides no produce suficientes hormonas, se puede producir una ralentización de múltiples funciones corporales, incluida la sexualidad. Fatiga, bajo estado de ánimo, sequedad vaginal, aumento de peso o menor sensibilidad pueden hacer que el deseo sexual se vea muy reducido. Este trastorno suele tener una buena respuesta al tratamiento con hormona tiroidea, pero muchas veces pasa desapercibido.
Hiperprolactinemia
Niveles elevados de prolactina (hormona que se produce en situaciones como la lactancia o ciertos trastornos hipofisarios) pueden inhibir el deseo sexual, alterar el ciclo menstrual y disminuir la producción de estrógenos y testosterona. Esto genera un efecto en cadena que afecta a la libido, la lubricación, la excitación y, a veces, incluso la capacidad para llegar al orgasmo.
Entonces… ¿son solo las hormonas?
No. Las hormonas influyen, pero no lo explican todo.
La sexualidad femenina es compleja, rica y profundamente humana. No se puede entender únicamente a través de niveles hormonales o fases del ciclo menstrual. Reducirla a un calendario biológico sería ignorar muchos de los elementos que realmente configuran el deseo y el placer. Factores como:
La calidad de la relación
Sentirse en una relación segura, respetuosa y emocionalmente conectada tiene un impacto enorme en la disposición al encuentro sexual. La intimidad no solo se construye en el cuerpo, sino también en el vínculo. Las tensiones, la distancia emocional o la falta de comunicación pueden inhibir el deseo, más allá del momento del ciclo.
El deseo de intimidad
A veces, lo que se busca no es tanto una experiencia sexual como una conexión emocional, física o afectiva. Este deseo de cercanía puede activarse en cualquier fase del ciclo y está más relacionado con el contexto vital, la disponibilidad emocional y las necesidades personales que con los niveles de estrógenos o progesterona.
El estrés o la carga mental
La mente no se desconecta del cuerpo, y menos aún cuando hablamos de sexualidad. Estrés laboral, preocupaciones familiares, falta de descanso o sobrecarga de tareas pueden bloquear por completo la respuesta sexual, aunque fisiológicamente el cuerpo esté "preparado". La carga mental es una gran enemiga del deseo.
El autoconocimiento corporal
Saber qué gusta, cómo, cuándo y poder expresarlo, cambia radicalmente la vivencia sexual. Muchas mujeres que se reconectan con su cuerpo, con sus sensaciones y con su placer, descubren una sexualidad mucho más libre y satisfactoria, independientemente del momento hormonal en el que se encuentren.
La autoestima sexual
No es lo mismo tener deseo que permitirse sentirlo. La percepción que una mujer tiene de su cuerpo, de su capacidad de dar y recibir placer, y de si "merece" disfrutar, condiciona muchísimo su vivencia sexual. Y esto no depende de las hormonas, sino de la historia personal, los aprendizajes y los mensajes recibidos a lo largo de la vida. De hecho, muchas mujeres reportan altos niveles de deseo en fases del ciclo "teóricamente" poco favorables —como la fase lútea o incluso durante la menstruación—, mientras que otras no experimentan ninguna variación a lo largo del mes.
La sexualidad femenina no es unívoca, ni predecible, ni lineal. Es diversa, subjetiva y sensible a muchos más factores que el simple vaivén hormonal.
Tu ciclo menstrual puede influir en tu deseo y en tu respuesta sexual, pero no dicta tus ganas ni tus experiencias
Tu ciclo menstrual puede influir en tu deseo y en tu respuesta sexual, pero no dicta tus ganas ni tus experiencias. Lo hormonal es solo una pieza del puzle: tu historia, tu contexto, tu placer y tus vínculos cuentan tanto (o más) que tus niveles de estrógenos o progesterona.
Los seres humanos no somos solo biología. Hemos evolucionado hacia una sexualidad que no depende exclusivamente de la reproducción.
Escúchate. Obsérvate. Y no te midas solo por lo que dicen las gráficas hormonales.
Referencias
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- Fernandes, N., Soares, S., Arantes, M., & Arantes, J. (2025). Time perception of attractive male faces and voices: The role of women's menstrual cycle. PloS one, 20(4), e0321956.
- Wallen, K., & Rupp, H. A. (2010). Women's interest in visual sexual stimuli varies with menstrual cycle phase at first exposure and predicts later interest. Hormones and behavior, 57(2), 263–268.
Laura Pastor. Directora de Evexia Salut. Fisioterapeuta especialista en reeducación uroginecológica y salud sexual humana. Psiconeuroinmunóloga clínica. Docencia y divulgación.