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Fisioterapia en el trastorno de excitación persistente

20.10.2021

El trastorno de excitación genital persistente (TEGP) es una afección rara en la que experimentas excitación genital (lubricación vaginal, erección de clítoris, tumefacción...) pero sin que vaya acompañada de ningún deseo erótico. 

No es una reacción deseada porque tu cuerpo no está respondiendo ante ningún estímulo sensual, sino que la activación excitatoria se da de manera espontánea en los genitales. 

Además, tampoco suele resolverse, aunque le hagas caso y te estimules para llegar al orgasmo. 

¿Te imaginas?

El TEGP se describe por primera vez en 2001, en un estudio de Leiblum y Nathan llevado a cabo en 5 mujeres. 

Siendo tan nuevo y a la vez, tan poco común, la investigación no es muy extensa, y aunque los estudios epidemiológicos son muy limitados, pero los datos de prevalencia oscilan entre el 0,6 % y el 3 %, lo que sugiere que esta afección puede afectar a un número considerable de personas en todo el mundo.

¿Cómo se diagnostica el trastorno de excitación genital persistente?

Hay cinco criterios para un diagnóstico de TEGP:

  1. Sentir las sensaciones físicas de la excitación sexual (aumento del flujo sanguíneo y la presión en los genitales) pero sin el componente psicológico complementario del deseo.
  2. Sentir el inicio de los síntomas debido a un desencadenante sexual, un desencadenante no sexual o ningún desencadenante.
  3. Experimentar síntomas de excitación en los genitales durante varias horas o días sin alivio.
  4. Tener síntomas que no se resuelven después de uno o incluso múltiples orgasmos.
  5. Experimentar angustia debido a estos síntomas no deseados.

Las mujeres que he atendido en consulta experimentaban sus síntomas sobre todo en el clítoris, pero también en otras regiones genito-pélvicas (por ejemplo, monte de Venus, vulva, vestíbulo, vagina, uretra, región perineal, vejiga y/o recto)

También se observa, en algunos casos, un empeoramiento de esas sensaciones de inconfort genital por ciertas circunstancias, por ejemplo, al estar sentada, conduciendo tu coche o en situaciones rutinarias en las que incrementa el estrés.

Las mujeres que padecen TEGP acaban desarrollando problemas de salud mental como depresión, estrés y dificultades sustanciales para llevar a cabo su vida diaria. También pueden experimentar ansiedad, incluidos ataques de pánico y ciertos síntomas obsesivo-compulsivos, por lo que es fundamental un enfoque multidisciplinar en el que exista apoyo psicológico.

¿Cómo puede ayudarte la fisioterapia si padeces trastorno de excitación genital persistente?

La fisioterapia de suelo pélvico cuenta con herramientas maravillosas que ayudan a disminuir e inlcuso paliar los síntomas del TEGP, como la radiofrecuencia, la electroterapia analgésica y técnicas miofasciales (manuales) en suelo pélvico para normalizar el tono muscular. 

Si sufres de TEGP, es probable que también tengas un suelo pélvico hipertónico y esto se resuelve con fisioterapia.

Visitar a tu fisioterapeuta de suelo pélvico es imprescindible para que te evalúe tanto el suelo pélvico (cintura pélvica, músculos, tejido conectivo) como las regiones extrapélvicas (abdomen, columna vertebral y caderas). De este modo se puede saber si hay tejidos que están generando o contribuyendo a tus síntomas. Los músculos del suelo pélvico hiperactivos o hipertónicos suelen mostrar puntos sensibles identificables al palparlos (puntos gatillo y/o bandas tensas). 

La disfunción muscular hipertónica/hiperactiva del suelo pélvico también se asocia con neuropatía pudenda, dolor pélvico persistente y vulvodinia, así como afecciones musculoesqueléticas de la columna lumbosacra, cintura pélvica, coxis y caderas, que pueden estar todos asociados con el trastorno genital de excitación persistente.

La fisioterapia puede ayudar a mejorar la función muscular del suelo pélvico en mujeres con TEGP y, por tanto, mejorar las actividades de su vida diaria. 

Habitualmente, la fisioterapia del suelo pélvico se considera un estándar de tratamiento para las personas con hipertonía de suelo pélvico y neuropatía pudenda, dos de los posibles contribuyentes al TEGP. 

El tratamiento consiste en una combinación de educación, terapia manual, ejercicios terapéuticos y reeducación neuromuscular. Inicialmente, deben evitarse, modificarse y/o controlarse actividades, posiciones y movimientos específicos que se descubra que desencadenan los síntomas (por ejemplo, ponerse en cuclillas, sentarse durante muchas horas...) para reducir la gravedad de las sensaciones genitales molestas. 

Algo que como fisioterapeuta tengo en cuenta siempre es no promover la kinesiofobia (el miedo al movimiento) y el comportamiento hipervigilante. Esto sólo conduce a una magnificación de las sensaciones y exacerbación del TEGP. 

Los movimientos, ejercicios y actividades que reduzcan los síntomas (en su mayoría suelen ser caminar, respiración diafragmática y ejercicios de relajación), deben realizarse regularmente, así como otras herramientas de autogestión de los síntomas.

La estimulación nerviosa eléctrica transcutánea en el hogar (TENS) unidad, la aplicación de crioterapia (frío) o termoterapia (calor), puede ayudar a reducir los síntomas, pero todo debe pautarse previa exploración minuciosa en la consulta de fisioterapia.

La buena noticia es que, aunque este diagnóstico es nuevo, cada vez más personas reciben la atención necesaria para controlar los síntomas. 


Laura Pastor.

Fisioterapeuta y PNI. Especialista en reeducación uroginecológica y salud sexual.

Directora de Evexia Salut.