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Quince hormonas que influyen en tu suelo pélvico

23.06.2025

Cuando hablamos de suelo pélvico, es habitual pensar en partos, deporte de impacto, menopausia o cirugía. Pero hay un factor silencioso, profundo e igualmente determinante que atraviesa todas las etapas de la vida: las hormonas.

Las hormonas no lo explican todo, pero marcan el terreno sobre el que se construye la salud pélvica

No debemos caer en una visión reduccionista y atribuirles todos los síntomas, pero tampoco podemos seguir ignorándolas. Son indicadores clave del estado general del cuerpo y tienen una influencia directa en la musculatura, el tejido conectivo, la mucosa genital, la respuesta sexual, la función urinaria y la percepción del dolor.

Nuestro cuerpo sintetiza cientos de tipos de hormonas, pero en este artículo quiero hablarte de quince hormonas que tienen un impacto directo sobre tu suelo pélvico. Vamos a ver cómo influye cada una de ellas, cómo se manifiestan sus desequilibrios, y cómo podemos detectarlos:

Estrógenos

Los estrógenos son los grandes aliados de los tejidos vulvovaginales y uretrales. Favorecen la vascularización, mantienen el pH vaginal ácido (protegiéndonos de infecciones), estimulan la síntesis de colágeno y conservan la elasticidad y lubricación de la mucosa genital.
Cuando los niveles bajan —como ocurre en la menopausia, en el posparto o durante la lactancia— muchas mujeres notan síntomas como sequedad vaginal, ardor, picor, urgencia urinaria o dolor durante las relaciones.

¿Te ha pasado sentir que tu vulva está más seca o más sensible desde que diste a luz, o desde que dejaste de tener la regla? Podría deberse a un descenso de los estrógenos.

El nivel de estrógenos puede comprobarse con un análisis hormonal (estradiol en sangre), aunque muchas veces basta con una buena anamnesis y una exploración clínica (pérdida de rugosidad vaginal, mucosa pálida o frágil).

Progesterona

Esta hormona tiene un efecto relajante sobre el tejido muscular y el sistema nervioso. Por eso, muchas mujeres notan que durante la segunda mitad del ciclo menstrual (cuando la progesterona predomina) están más lentas, con más hinchazón y sensación de "flojedad" pélvica.

¿Te ha pasado alguna vez sentir "peso" en el periné o notar que algo te baja justo antes de la regla? La progesterona te hace más susceptible a notar esos cambio, sobre todo si tu suelo pélvico ya parte de alguna debilidad o disfunción.

Ese efecto se debe, en parte, a que la progesterona favorece la laxitud ligamentosa y la retención de líquidos, lo cual influye en la sensación de soporte del suelo pélvico.
En exceso, puede generar fatiga, retención de líquidos o congestión pélvica. En déficit, se asocia a ciclos irregulares, sangrados escasos y problemas para sostener embarazos.
Su medición se hace idealmente en fase lútea (día 21 del ciclo), mediante análisis de sangre.

Prolactina

La prolactina es la responsable de la producción de leche en la lactancia, pero también tiene un efecto inhibidor sobre la ovulación y los estrógenos. Por eso, en mujeres que dan el pecho de forma exclusiva, suele haber menos lubricación vaginal, menor deseo sexual y más riesgo de molestias o dolor en las relaciones.

Sobre la prolactina y el deseo sexual, tienes un artículo más amplio en el blog: Cómo influye la prolactina en tu deseo sexual

¿Estás en pleno posparto y sientes que tu cuerpo no reacciona igual que antes? ¿Que tienes menos deseo, más irritación genital o urgencia urinaria? Puede ser consecuencia fisiológica de los niveles altos de prolactina.

Todo eso puede estar influido por la prolactina. Su exceso también puede darse fuera del posparto (prolactinomas, estrés crónico, ciertos fármacos) y suele detectarse con análisis de sangre. En consulta, nos alerta si hay secreción mamaria fuera de la lactancia, ciclos ausentes y cambios en el estado emocional.

Testosterona

Aunque suele considerarse una hormona "masculina", también tiene un rol fundamental en el cuerpo femenino. La testosterona influye en el deseo sexual, la sensibilidad erótica, la capacidad orgásmica y el tono muscular (también del suelo pélvico).

Un déficit puede traducirse en hipotonía muscular, debilidad general, desánimo y pérdida de la iniciativa sexual. Un exceso, por el contrario, se manifiesta con acné, vello facial y ciclos irregulares. Se mide fácilmente en sangre (testosterona libre y total), y es clave para valorar el equilibrio sexual y muscular.

Cortisol

El cortisol es la hormona del estrés crónico. Cuando se mantiene elevado durante mucho tiempo, altera el sistema inmune, retrasa la cicatrización y favorece la tensión muscular generalizada… también en el suelo pélvico.

Apretar sin querer el suelo pélvico, sentir dolor perineal o dificultad para relajarte incluso en reposo, pueden ser señales de un cortisol elevado y un estrés crónico instaurado.

El exceso de cortisol está muy presente en personas con dolor pélvico crónico, dispareunia, vaginismo o incluso estreñimiento funcional. Se puede valorar a través de análisis de sangre, saliva o incluso orina de 24h, aunque a menudo se manifiesta de forma clara en el cuerpo: fatiga, insomnio, digestión lenta, tensión constante.

El impacto del cortisol en tu salud íntima es determinante. 

Puedes leer más en este artículo: Esta es la relación entre tu estrés y tu candidiasis recurrente

Adrenalina

Esta hormona se activa en situaciones de estrés agudo, y provoca una contracción refleja de esfínteres.
Por eso, en momentos de ansiedad intensa, muchas personas sienten urgencia de orinar, diarrea o incapacidad para relajar el periné. En suelo pélvico, este patrón puede cronificarse y dificultar funciones como la micción, la defecación o la penetración.

¿Has tenido esa sensación de "tengo que ir al baño ya" en un momento de nervios?

No se mide directamente, pero sus efectos se detectan clínicamente por el patrón de comportamiento del sistema nervioso autónomo (hipervigilancia, hipersensibilidad, problemas para dormir o para "soltar").

Oxitocina

La oxitocina es la hormona del vínculo, del placer y de la confianza. Se activa en el orgasmo, en el contacto afectivo y en los momentos de seguridad emocional.
Relaja el suelo pélvico, potencia la lubricación y la respuesta erótica, y ayuda a que el cuerpo se sienta en casa.

No se suele medir directamente, pero sí sabemos que relaciones afectivas saludables, contacto físico placentero y espacios seguros aumentan sus niveles. En fisioterapia, promovemos entornos que favorezcan su producción.

Relaxina

Esta hormona es clave durante el embarazo: prepara el cuerpo para el embarazo y el parto, "aflojando" ligamentos y tejidos. Su acción es maravillosa para facilitar el paso del bebé, pero también puede contribuir a la inestabilidad de la pelvis, dolor lumbar o pubalgia. Estas condiciones las abordamos en la consulta de fisioterapia de suelo pélvico. Mediante terapia manual y ejercicio terapéutico conseguimos aliviar esas molestias y mejorar la estabilidad de la pelvis.

La relaxina no se mide de forma rutinaria, pero su efecto es evidente en embarazadas y en la recuperación posparto. Saber que su acción puede persistir algunas semanas tras el parto es clave para no forzar el retorno al ejercicio de impacto demasiado pronto.

Vasopresina

Hormona antidiurética, se encarga de regular cuánta agua eliminamos por la orina. Por la noche aumenta su producción para evitar que nos levantemos a orinar.
Cuando sus niveles están alterados, puede aparecer nicturia (despertarse una o más veces para ir al baño) o alteraciones en la percepción de llenado vesical.

¿Te despiertas varias veces cada noche para ir al baño? A veces no es tu suelo pélvico ni una hiperactividad de vejiga. A veces es una desregulación de la vasopresina.

Este síntoma puede indicar desregulación de la vasopresina. Aunque no se mide fácilmente en sangre, el calendario miccional es una herramienta útil para detectar este patrón.

Insulina

Aunque se asocia sobre todo a la diabetes, la insulina también influye en el metabolismo muscular y en el tejido conectivo. Cuando hay resistencia a la insulina (como en el síndrome de ovario poliquístico), se puede alterar la función neuromuscular y favorecer procesos inflamatorios o dolorosos.

La dificultad para ganar tono muscular o la persistencia de una inflamación crónica que no se resuelve, pueden señales de un desequilibrio en la insulina.

Los niveles elevados de insulina pueden verse en analíticas con glucosa e insulina en ayunas o con curva de tolerancia. La clínica metabólica también nos da pistas.

Tiroxina (T4) y triyodotironina (T3)

Las hormonas tiroideas regulan el metabolismo, pero también afectan el estado de ánimo, el tránsito intestinal, la regulación del ciclo menstrual y el tono muscular. En hipotiroidismo, es común ver estreñimiento, fatiga, hipotonía pélvica y sensación de pesadez.

Si notas el cuerpo más lento, con digestión pesada y ánimo bajo, hay que echar un vistazo a tus niveles de hormonas tiroideas.

El estudio hormonal tiroideo (TSH, T4 libre, T3 libre) es fundamental cuando estos síntomas están presentes.

Hormona del crecimiento (GH)

Tiene un papel importante en la reparación de tejidos y la masa muscular.

Su deficiencia puede afectar la fuerza muscular, incluyendo el suelo pélvico, y su exceso (como en acromegalia) puede alterar también la función pélvica. 

Su déficit puede afectar a la recuperación del suelo pélvico tras lesiones o partos, y su exceso puede generar hipertrofia o alteraciones posturales.

Se mide en análisis específicos o a través de IGF-1. No es una hormona que evaluemos de rutina, pero puede estar implicada en algunos cuadros de debilidad muscular persistente.

Melatonina

Influye en el ritmo circadiano y el sueño, pero también tiene propiedades antiinflamatorias, antioxidantes  y moduladoras del dolor

Su déficit puede hacer que el cuerpo no logre reparar tejidos correctamente, y se asocia a mayor percepción del dolor  Por tanto, puede ser relevante en el tratamiento del dolor pélvico crónico, especialmente cuando hay trastornos del sueño asociados. 

El descanso reparador es una de las mejores herramientas para la salud pelviperineal. Mejorar la higiene del sueño puede ser una intervención terapéutica. Además, está más que demostrado que dormir bien, mejora tu respuesta sexual.

Serotonina y dopamina

Ambas son neurotransmisores con acción hormonal. La serotonina regula el estado de ánimo, el umbral del dolor y el tránsito intestinal. La dopamina es importante para el placer, la motivación y es el neurotransmisor más relevante en la respuesta sexual. 

Alteraciones en estas sustancias pueden afectar al deseo, la percepción corporal y la función miccional o sexual.

Aunque no se miden de forma sencilla, los síntomas clínicos nos orientan mucho en este terreno.

Conclusión

Las hormonas no son ni las culpables ni las únicas responsables de los problemas pelviperineales. Pero son información valiosa que nos permite comprender mejor lo que le pasa a tu cuerpo.

En fisioterapia del suelo pélvico, cuando miramos a la persona completa —con su historia, su ciclo, su descanso, su alimentación y su contexto emocional—, encontramos respuestas más precisas y tratamientos más eficaces.

Porque cuidar el suelo pélvico es mucho más que hacer ejercicios: es entender el cuerpo en todas sus capas.


Laura Pastor. Directora de Evexia Salut. Fisioterapeuta especialista en reeducación uroginecológica y salud sexual humana. Psiconeuroinmunóloga clínica. Docencia y divulgación.